.: Puno ciudad del Lago :.
A los bordes del Lago Titicaca y a 3,860 m.s.n.m., se encuentra Puno, ciudad que cautiva y hechiza por el extraño magnetismo que parece brotar de sus cerros, de su lago con apariencia de mar y de su propia gente, descendiente de los Aymaras, pujante pueblo que dominó las alturas.
Antes de la expansión del Imperio Incaico, la zona que hoy conocemos como Puno, localizada en el extremo sur del Perú, era dominada por los hombres de la cultura Tiahuanaco, la máxima expresión del desarrollo Aymara, según lo demuestran los restos arqueológicos hallados en la zona.
Puno fue la cuna de la civilización incaica. Cuenta la leyenda que de las aguas del Titicaca -el lago navegable más alto del mundo a 3,815 m.s.n.m y el segundo más grande de Sudamérica con 8,400 kilómetros cuadrados de superficie- emergió Manco Capac, el primer Inca, para fundar un imperio como se lo había ordenado el Dios Sol.
El 4 de noviembre de 1688, el Virrey Conde de Lemos fundó la ciudad de Puno, bautizándola con el nombre de San Carlos de Austria. A partir de entonces, el lugar fue cambiando su cariz, debido a que los sacerdotes españoles en su afán de catequizar a los indígenas, construyeron las bellas iglesias que aún se conservan.
Esta región del Perú es célebre por la variedad y colorido de su folklore, sin duda el más rico y deslumbrante de esta parte del continente, cuya máxima expresión es la fiesta de la Virgen de la Candelaria, que se realiza en febrero.
En la actualidad, Puno, capital del departamento del mismo nombre, es una importante zona agrícola y ganadera, principalmente de camélidos sudamericanos (llamas y alpacas), que pastan en sus inmensas mesetas y pampas